Vivimos una era de ansiedad. Sin duda, los logros científicos y tecnológicos han aumentado la prosperidad y la riqueza humana, pero en cambio, no han incrementado la felicidad y la tranquilidad. Más bien incrementaron la ansiedad, la desesperación y las enfermedades sicológicas del hombre, y le hicieron perder los valores estéticos de la vida.