Lo que me importa ahora es lo que me aporta la religión de gracia, del mismo modo que me importa la gracia que me otorga la electricidad, los buenos alimentos y el agua potable. Éstos, nos ayudan a disfrutar de una vida sana; sin embargo, la religión me aporta mucho más que eso, me aporta el disfrute del alma, o -según William James- me aporta un gran impulso para disfrutar de la vida, una vida plena, feliz, alegre y satisfecha. Pues me aporta fe, esperanza y valentía; aleja de mi los miedos, la depresión y la ansiedad; crea metas y objetivos en mi vida y abre ante mí horizontes de felicidad; me ayuda a construir una oasis fértil en medio del desierto de nuestra vida.