El mensaje de Muhammad no incluía la anulación de lo que fue revelado antes de él, sino que lo confirmaba dejando de lado las manipulaciones y falsificaciones que habían sufrido los libros sagrados. Se le encomendó depurar las enseñanzas de los Mensajeros anteriores, que la paz sea con ellos, de cualquier contradicción, ampliarlas y acrecentarlas para adecuarlas a la humanidad entera y a cualquier tiempo y lugar.