“Una vida como la vida de Muhammad, una fuerza como la fuerza de su contemplación, su pensamiento y su lucha, un alzamiento como l suyo contra las supersticiones de nación y la ignorancia de su pueblo, su perseverancia frente a lo que encontró por parte de los idolatras para alzar su palabra, afianzar su misión y fortalecer los pilares de la fe islámica… todo ello es una prueba de que no era un farsante ni vivía una vida de falsedad. Es un filósofo, un orador, un Mensajero, un legislador, un guía para la humanidad hacia la racionalidad, es el fundador de una religión exento de mentira, creador de veinte estados en la tierra y el conquistador de un estado espiritual en el cielo. ¿Qué hombre ha llegado en la grandiosidad humana allá donde ha estuvo él? ¿Y qué hombre ha llegado en las categorías de la perfección donde llegó él?”
