- La dignificación de Dios al hombre
"El Islam, que es la Ley de Dios, es evidente en la naturaleza que nos rodea. Las montañas, los océanos, los planetas y las estrellas se mueven en órbita por orden de Allah. Están en un estado de sumisión al mandamiento de Allah, su Creador, tal y como lo están los personajes de una historia, y el mejor ejemplo es aquel de Allah. Ni hablan ni actúan excepto según lo que ha decidido para ellos el autor. De ésta forma, cada átomo en este universo, incluso en los objetos inertes, está también en un estado de sumisión. No obstante, los humanos son la excepción de esta regla, ya que Allah les ha otorgado la libertad de elegir. El hombre tiene la opción de someterse al mandamiento divino de Allah, o crear sus propias leyes y su propia religión de la forma que quiera. Desafortunadamente, ha elegido la segunda opción la mayoría de las veces.
- Entre las pruebas de la profecía
"¿Cómo pudo Muhammad, el hombre iletrado que creció en un entorno de ignorancia conocer los Milagros del universo descritos en el Corán y que la ciencia moderna sigue intentando descubrir, incluso hoy en día? Por lo tanto, éstas deben ser las palabras de Dios, el Altísimo.”
- La verdadera Unicidad
El Mensajero árabe Muhammad llamó con una voz inspirada por una conexión profunda con su Señor; llamó a los idolatras y a los adeptos de un judaísmo y cristianismo manipulados a la más pura creencia monoteísta. Aceptó entrar en un conflicto declarado con algunas contra las tendencias humanas más retrógradas que llevan al ser humano a adscribirle falsos dioses al Creador
- El mal de la superstición
“El saber es el remedio de los venenos de la superstición.”
- Los Milagros del universo
¿Cómo pudo Muhammad, un hombre analfabeto que creció en un ambiente de ignorancia, conocer los milagros del universo que el noble Corán describe y que aún la ciencia moderna intenta descubrir? Es entonces necesario que esas palabras sean palabras de Allah el Altísimo.