1. Él invitó a adorar a Dios, exaltado sea, Uno y Único, y abandonar la adoración de cualquier otra cosa, coincidiendo así con todos los profetas. Quien compare aquello que trajeron Moisés y Jesús, que la paz sea con ambos, y las creencias correctas, las leyes exactas y las ciencias beneficiosas que trajo Muhammad, que la paz sea con él, sabrá que todo ello procede de la misma y única fuente: la fuente de la profecía.
2. Exhibió milagros y claras señales que no muestran excepto los profetas de Dios, puesto que siempre ha sido el proceder de Dios el realizar cosas extraordinarias a manos de los profetas anteriores, para que sean milagros para ellos; una prueba de su veracidad y una vía para que sus pueblos no tengan excusas. El milagro de cada profeta pertenecía al dominio en el que había destacado el pueblo al que era enviado. Así pues, el milagro de Moisés, que la paz sea con él, era idóneo para el campo en el que había destacado su pueblo: la magia. Dios anuló su magia con aquello que realizó a manos de Su Profeta haciendo que fuesen incapaces de refutarlo a pesar de su experiencia y su habilidad en los diferentes tipos de magia. El pueblo de Jesús, que la paz sea con él, había destacado en las artes de la medicina y la curandería, y Dios curó a través de él las enfermedades que consideraban más difíciles de curar, e hizo, además, que resucitase a los muertos. Estos son milagros palpables para los sentidos y limitados en el tiempo y el espacio. Carecen de universalidad y no son eternos. Entre los milagros de Muhammad, que la paz sea con él, están los milagros palpables para los sentidos como por ejemplo: el agua que emanaba de entre sus dedos; la multiplicación de los alimentos escasos entre sus manos hasta hacerlo suficientes para que comieran todos los musulmanes que estaban con él e incluso sobrar comida; aumentar el agua hasta hacerla suficiente para que bebiera un ejército entero e hiciese en la ablución; un gemido del tronco del árbol cuando se separó de él para dar el sermón desde el púlpito; la piedra que le saludaba en la Meca; el árbol que acudió a su llamada: las gravas que alababan a Dios en la Palma de su mano; la curación de los enfermos con el permiso de Dios; entre otros milagros.
El sagrado Corán menciona de entre esos milagros el milagro del Viaje Nocturno y su Ascensión al cielo. Fue llevado de noche desde la Mezquita Sagrada de la Meca hasta el Templo de Jerusalén, para luego ascender desde allí hasta ir más allá del séptimo cielo. Dijo Dios, glorificado sea:“Infinito en Su gloria es Aquel que transportó a Su siervo en la noche de la Casa Inviolable [en la Meca] a la Casa Lejana [en Jerusalén] cuyo entorno habíamos bendecido para mostrarle algunos de Nuestros símbolos: pues, en verdad, sólo Él todo lo oye, todo lo ve.”[Al-Isra’:1]
LA PALABRA DE DIOS
“Cuando terminé de leer el Sagrado Corán, me invadió una sensación de que ésa es la verdad que contiene todas las respuestas satisfactorias a todas las preguntas de la creación y similares. Y que [ese libro] nos presenta los acontecimientos de forma lógica y que en otros libros religiosos encontramos contradictorios. El Corán, en cambio, nos habla de ellos en un estilo extraordinario y de una forma que no deja lugar a dudas en que es la verdad y que en realidad son palabras que provienen de Dios manifiestamente.”UNA DIFERENCIA ABISMAL
“No hay religión como el Islam que honre a los profetas y mensajeros que precedieron al Profeta Árabe. Obliga a sus adeptos a creer y honrar a todos esos profetas. Tampoco existe una religión como el Islam que respete a las demás religiones reveladas e inspiradas y cuya inspiración y revelación lo preceden.”Asimismo, está el milagro de la partición de la luna de la cual dice Dios, exaltado sea: “¡La última hora se acerca, y la luna se parte en dos!” [Al-Qamar:1]
Los politeístas le pidieron al Profeta, que la paz sea con él, un gran milagro que indicase su veracidad y pidieron precisamente que la luna se partiese en dos mitades. Le prometieron que de realizarlo creerían todos en él. Era una noche de luna llena, la decimocuarta noche del mes en la que la luna está completa y en la que su luz brilla con toda claridad. El Profeta, que la paz sea con él, le pidió a Dios que realizase aquello que le pedían. Entonces la luna se partió por la mitad. Una mitad quedó sobre el montículo de al-Safa mientras que la otra mitad quedó en el otro montículo llamado Qaiqu’an. Después de ver esta gran señal, dos incrédulos de Quraish no dieron crédito a lo que vieron sino que lo consideraron un acto de brujería. Es algo típico de quienes rechazan la religión de Dios. Cuando la verdad derriba su autoridad y disipa con su luz su manifiesto extravío, entonces no tienen vergüenza a la hora de tramar contra él y oponerse frontalmente a él sea distorsionando los principios o tergiversando las verdades, todo ello creyendo que con ello podrán acabar con él. Dios alabado sea dice: “Pero si [quienes rechazan toda idea de la Última Hora] vieran un signo [de su cercanía] le darían la espalda y dirían: “¡Un engaño que se repite!” – pues están empeñados en desmentirla, y siguen sólo sus caprichos.
[Al-Qamar:2-3]
El Corán: es el milagro más grandioso de entre estos milagros y el más duradero través de los siglos y las épocas. Es un milagro intelectual que apela al raciocinio, y una señal de la señales de la profecía ya que es el libro más elocuente. Fue revelado por Dios a un hombre iletrado que no sabía ni leer ni escribir y desafió con él a los literatos más elocuentes para que trajesen algo similar a él o similar tan sólo a un capítulo de sus capítulos. La inimitabilidad y el reto que plantea el Corán es un hecho que no niega excepto una persona arrogante. Es un libro inimitable en cuanto a elocuencia, retórica, estructura y estilo, y en cuanto a los relatos que contiene acerca del pasado remoto y las profecías relacionadas con el futuro distante, además de sus sabias leyes, sus excelsos códigos morales, su guía, su luz y su bendición.
EN CLARO IDIOMA ÁRABE
“Los versículos que el Mensajero Muhammad repite en este gran capítulo dejan muy atrás las citas de los humanos más elocuentes que encontramos en los textos humanos que nos han llegado.”Asimismo, los aspectos científicos milagrosos que se están descubriendo hoy en día, revelan que su contenido es coherente con los últimos descubrimientos. Hechos científicos universales que nunca pudieron haber sido descubiertos antes. Estos son algunos de los indicadores más claros de la veracidad de nuestro Profeta Muhammad, que la paz sea con él. Por ejemplo, la ciencia moderna ha revelado las diferentes etapas de la formación del feto en el útero, la existencia de una barrera acuática entre el agua dulce y la salada en las grandes masas de agua, además de otros descubrimientos. Algo que indica con claridad su origen divino es su permanencia inalterada durante más de catorce siglos sin falsificaciones, sin variaciones y sin alteraciones. No ha sido cambiado ni ha sido transformado, y sus lectores no se aburren de él a pesar de leerlo una y otra vez. Dijo el Altísimo: “Ciertamente, somos Nosotros quienes hemos hecho descender, gradualmente, este recordatorio: y, ciertamente, somos Nosotros quienes en verdad lo protegemos [de toda alteración].” [Al-Hichr:9]
El Corán y la ciencia moderna… lado a lado.
“He estudiado el Sagrado Corán sin prejuicios y con absoluta objetividad en búsqueda del grado de coherencia del texto coránico con los datos de la ciencia moderna, y llegué a la conclusión de que no contiene ni un solo versículo que admita la crítica desde el punto de vista de la ciencia moderna.”Es más, gracias al Corán se protegió la creencia correcta, se aseguró la legislación más completa y se estableció la mejor comunidad. Con esto se hace evidente ante nosotros que el milagro del profeta Muhammad, que la paz sea con él, destaca por encima de los milagros de sus hermanos, los demás profetas, gracias a su grandiosidad, su universalidad y su permanencia eterna. El desafío aún sigue en pie y la incapacidad de cualquier ser humano a la hora de reproducir algo similar a este Corán continúa hasta fin de los tiempos. Dijo Dios, glorificado sea: “Di: “¡Si la humanidad entera y todos los seres invisibles se unieran para producir algo parecido a este Corán, no podrían producir nada parecido aunque se esforzaran al máximo en ayudarse mutuamente!”[Al-Isra’:88]
SON LAS PALABRAS DE DIOS
“No dudo ni un solo instante del mensaje de Muhammad. Creo que es el último profeta y mensajero y que ha sido enviado a toda la humanidad, que su mensaje vino como sello de la revelación divina que trajo la Torá y el Evangelio. La mejor prueba de ello es el milagroso Corán. Rechazo todas las reflexiones de Pascal, el científico europeo que odiaba el Islam y los musulmanes excepto una sola reflexión en la cual dice: “El Corán no es obra de Muhammad, de la misma forma que el Evangelio no es obra de Mateo.”El Profeta, que la paz sea con él, profetizó acerca de numerosos futuros eventos que sucederían en el mundo y en diferentes países. Y así tuvieron lugar tal y como predijo. Por ejemplo, la conquista del Levante Fértil, Irak y Constantinopla. Asimismo, habló de las naciones precedentes y sus condiciones y posturas ante sus respectivos profetas y mensajeros, desde Adán, que la paz sea con él, pasando por todos los profetas y mensajeros como Noé, Ibrahim, moisés y Jesús, que la paz sea con todos ellos, y también predijo acontecimientos futuros que pasaron al pie de la letra tal y como los había descrito. Entre estos acontecimientos es que cuando los persas se impusieron a los bizantinos, Dios, alabado sea, predijo que después de unos pocos años los romanos obtendrían la victoria sobre los persas. Dijo Dios, glorificado sea su nombre: “Alif. Lam. Mim. Los bizantinos han sido vencidos en las tierras cercanas; sin embargo serán ellos los que, no obstante esta derrota suya, serán victoriosos pasados algunos años: [pues] el poder de decisión pertenece sólo a Dios, al principio y al final Y en ese día los creyentes [también, tendrán motivos para] regocijarse por el auxilio de Dios: [pues] Él presta auxilio a quien quiere, ya que sólo Él es todopoderoso, dispensador de gracia. [Esta es la] promesa de Dios. Dios jamás falta a Su promesa pero la mayoría de la gente no [lo] sabe: conocen sólo la superficie externa de esta vida, mientras que viven ajenos por completo a la Otra Vida.” [Ar-Rum:1-7]
Todo ello se cumplió tal y como predijo Dios, exaltado sea.
3. Que los profetas, que la paz sea con todos ellos, profetizaron acerca de su llegada, y lo hicieron siglos antes de su nacimiento. Describieron su recepción de la revelación, su tierra natal, la sumisión de los pueblos y los reyes ante él y ante su Umma, y la expansión de su religión.
4. Que es el sello de los profetas, de no haber sido enviado hubiesen resultado falsas las profecías de los profetas que daban la buena nueva de su llegada.
5. El hecho de que algunos de la Gente de la Escritura que no fueron cegados por el fanatismo hayan testificado de la veracidad del Mensajero, que la paz sea con él, nada más ser enviado y hayan confirmado su mención en la Torá y el evangelio. Algunos de ellos fueron el monje Bahira, Waraqa Ibn Nawfal, Salmán el Persa, Abdullah ibn Salam, y Zayd ibn Sa’na.
6. Su victoria sobre todas las naciones que lucharon contra él es una señal de las señales de la profecía. Puesto que es imposible que una persona finja ser un enviado de Dios, siendo un impostor, y obtenga la victoria y el apoyo de Dios, y que Dios haga que se imponga a sus enemigos, se expanda su mensaje y se multipliquen sus seguidores. Todo esto no se da excepto con un Profeta verdadero y veraz.
La devoción que le caracterizaba, su castidad, su sinceridad, su vida y andadura loables, sus prácticas, sus leyes y sus bellos modales. Su Señor le enseñó las mejores enseñanzas: “Ciertamente, tienes unos modales sublimes.” [Al-Qalam:4]
Todo esto no lo reúne excepto un Profeta que trajo la verdad.
LA CREACIÓN DE DIOS
“En una época de profunda decadencia en las tierras que pertenecían antes a los grandes imperio antiguos, surgió del corazón del desierto arábigo un rival que terminó con esos imperios tambaleantes, se convirtió en el rival preferido de los nuevos reinos formados en Occidente, y permaneció dicho rival aumentando su grandiosidad ante todos, como si la providencia eterna de Dios fuese quien dirigiese sus fieles tropas a la lucha y a la gran victoria. A las victorias en Siria y Egipto, siguieron la caída de los sasánidas, hasta que se vieron los semejantes de Constantino amenazados por el mismo paradero.”7. El gran número de personas que coinciden a la hora de relatar los milagros y la cualidad profética de Muhammad. Quien contemple las condiciones de los profetas y estudie su historia sabrá con certeza que no existe un método que confirme la profecía de los profetas y no confirme al mismo tiempo la profecía de Muhammad, que la paz sea con él, incluso con mayor claridad. Si uno se fija en la manera en que se transmitió la cualidad de profeta en el caso de Moisés y Jesús que la paz sea con ambos, uno comprende que se transmitió mediante relatos de numerosas personas que coinciden en ello. Esta coincidencia se da con mayor fuerza y certeza en el caso de Muhammad, que la paz sea con él, y es más reciente cronológicamente. También los relatos que transmiten sus milagros y sus señales son similares e incluso más numerosos y auténticos en el caso de Muhammad, que la paz sea con él, ya que sus milagros son muchos, y su milagro más grande es que, esta sagrado Corán, sigue transmitiéndose de manera masiva fonética y gráficamente.
8. El analfabetismo del Profeta Muhammad, que la paz sea con él, es una de sus señales milagrosas. Ciertamente, Dios envió a Su Profeta Muhammad siendo iletrado, sin saber ni leer ni escribir, y esta condición confirma y señala que el sagrado Corán fue revelado por parte de Dios, especialmente porque el Profeta, que la paz sea con él, vivió entre su pueblo muchos años y de haber dominado la lectura y la escritura, los incrédulos hubiesen objetado diciendo que lo que trajo no es más que una intención suya y un producto de sus propias ideas. Dijo Dios, alabado sea: “Pues así hemos hecho descender esta escritura divina para ti [Oh Muhammad]. Y aquellos a quienes ha sido dada esta escritura divina creen en ella al igual que entre esos [seguidores de revelaciones anteriores] hay algunos que creen en ella. Y no rechazan a sabiendas Nuestros mensajes sino aquellos que niegan la verdad [más evidente]: pues tú, [Oh Muhammad,] no has sido capaz de recitar una escritura divina antes de [ser revelada] esta, ni copiaste ninguna con tu propia mano porque, si no, quienes intentan refutar la verdad [de tu revelación] podrían en verdad haber tenido razones para dudar [de ella].” [Al-‘Ankabut:47-48]
Y esto confirma que lo que trajo el Profeta, que la paz sea con él, encuentra su fuente en Dios, glorificado sea, y no en sí mismo. Dijo Dios, exaltado sea: “Él es quien ha suscitado para el pueblo iletrado un enviado de entre ellos, para que les transmita Sus mensajes, les ayude a crecer en pureza, y les enseñe la escritura divina y la sabiduría. Mientras que antes de eso se encontraban, ciertamente, en un claro extravío”
[Al-Yumu’a:2]
Parte de la descripción del Mensajero Iletrado es que recitará a los iletrados las aleyas de Dios; es decir, Su relación, los purificará y les enseñará el Libro. Se lo enseñará tal y como se lo instruían los mensajeros a sus pueblos, mediante la escritura. Les ilustrará también la sabiduría que enseñaron los mensajeros anteriores a sus pueblos. Todas estas descripciones conforman un desafío en la persona de este Mensajero [la paz y las bendiciones sean con él], ya que a pesar de ser iletrado trajo a su Umma todos las clases de beneficios que aportaron los mensajeros que sabían leer y escribir a sus pueblos sin que falte ninguno de dichos beneficios. Así pues, su condición de iletrado resultó en que el Mensajero aportase incluso más que en los mensajeros que podían escribir, como Moisés, que la paz sea con él, por ejemplo.
LOS MODALES PROFÉTICOS
“Quiero a Muhammad porque su naturaleza es exenta de ostentación y doblez. Este hombre de opinión independiente fue hijo del desierto, ni se apoyaba en nadie excepto en sí mismo ni fingía lo que no era, ni era soberbio. Pero tampoco permitía su humillación. Llevaba sus ropajes remendados tal y como lo creó Dios y como quiso para él, y se dirigía con palabras libres y elocuentes a los césares de Roma y a los Cósroes de Persia guiándoles hacia lo que debían hacer en esta vida y la otra. Conocía lo que valía, y era un hombre resuelto que no dejaba el trabajo de hoy para mañana.”